domingo, 5 de marzo de 2017

Ensayo 37

1 de Marzo

Terminé la inscripción el día de hoy, quedándome con tres horas libres antes de que empezase el curso. El verdadero lugar en el que tenía que estar resultaba ser a un par de cuadras de casa de Miriana, así que no desaproveché la oportunidad para llamarle e invitarla a salir, pero no se encontraba en casa. A estas alturas, no sé si considerarlo una desgracia o un evento por demás previsto. Me quedé entonces en la banqueta de un parque, cerca de una parada de camiones, y haciendo uso de papel y pluma en mi mochila, destilé mi resignación.

3 de Marzo

Cada vez son más frecuentes las conversaciones nocturnas con Alfredo. Supongo que nos sienta bien a ambos sentirnos escuchados por alguien igual de jodido. Hoy vio a Silvia, llegó a la casa y el empezó a tocar el piano, exprimiendo las melodías más bohemias y nostálgicas de su cerebro para así crear el ambiente perfecto para pedirle por fin el desenlace de la duda entre sus sentimientos. El ambiente se creó, pero no así el planteamiento de la interrogante, dejándolo nuevamente con un sabor extraño en la boca. Por mi parte, estoy en un punto en el que deseo soltar a Miriana, seguir con mi vida. Volver a la cacería de amores fallidos tampoco es una gran opción, pero al menos promete un final más esperanzador en este punto. Quisiera que fuera fácil olvidarme de ella, encontrar alguien por quien si pueda luchar, pero puedo ser muy estúpido para oír a la razón. En este punto estoy desintoxicandome de ella, pero estoy lejos de estar limpio.

13 de Marzo

Ella no es perfecta, pero como nadie lo es, decidí amarle. Amé su fidelidad, su honestidad, su pasado plagado de traumas, su ir al grano, su sonrisa ante todo, su voluntad inquebrantable para alcanzar lo que propone. Amé sus rizos que rozaban su espalda, su expresión de encanto y de lascivia, su llanto sincero,  sus esbeltas y tersas piernas, sus delicadas y diminutas manos, su cuerpo común pero codiciable para cualquier hombre. Esos labios de apariencia suave aparecieron en más de un sueño y terminaron por volverse una pesadilla.

Seis meses han pasado desde su rechazo a mi amor. Así también hubo momentos de debilidad, soledad, oportunidades que por moral no decidí aprovechar, encontrándome nuevamente en el mismo punto, un 20 de Septiembre donde sufría, más no me permitía consuelo. Esta vez, necesito bajarle del podio, ponerla frente mío y poco a poco, dejarla atrás. Su fidelidad que enmascara una dependencia, sus mentiras más que ocasionales, su miedo a ver atrás, su falta de delicadeza, su habilidad para ocuparse y evadir lo que le causa conflicto, su sonrisa que esconde la más pura desgracia, debo dejarlo atrás. Ahora que su cabello cortó, es que percibo los vestigios de mi amor como algo imposible desde el comienzo, como los labios de mis sueños, los planes a futuro, la familia, el desenlace acabado en llanto, la canción que me impregnase de sus caricias.

Esta será mi voluntad, por lo menos hasta que la vuelva a ver y caiga en desgracia nuevamente.

18  de Marzo

Miriana viene como una tormenta mientras yo ando sin abrigo, desnudo del alma y tratando de no inmutarme ante la catastrofe que se viene encima de mi desgastado ser. El diluvió cayó en forma de mujer, de chirridos buscando atención, un amigo, un alivio del día a día y quizás, del compromiso.

Así fue que mostré una mascara desagradable pero funcional y hablé tanto como se hace el primer día de clases en una nueva escuela. Retrocedí en mi relacion a costa de protegerme del encanto y me encontré con el desastre de la tormenta, los escombros de su paso, y mirando a lo lejos su espalda alejándose de mí.

19 de Marzo

He ido a dejar un trabajo a una ciudad cercana. El viaje fue agotador, pero dejó varias sorpresas, un hermoso panorama, mujeres fuera del alcance de mis garras, amores desvergonzados, efectos del equinoccio. Puede ser bueno comocer más que el suelo donde piso, siempre y cuando quiera seguir caminando.

 25 de Marzo

Después de tanto tiempo, Miriana volvió a dormir bajo mi techo, como siempre lejos de mi cama. Toda la noche, saqué reproches indirectos de mi amor, del suyo, de lo nuestro que nunca ha existido, pero quisiera que no importase. El alcohol jamás es buen consejero, pero ayudó para que ella no recordase nada. A la mañana siguiente, desperté con la inquietud de su partida, así que corrí hacia la sala, encontrandola como arte a mis ojos, apreciable, impecable, intangible. Después de un rato platicando, me llevó hasta mi cuarto y cerró la puerta.

"Tengo algo que decirte, sobre tu diario. Lo leí de una sentada, la historia me atrapó y para cuando me di cuenta, llegaba al final. Como lectora, debo decir que tienes talento para la redacción, de no ser así ni siquiera lo hubiera terminado. Ahora, evidentemente hablabas de mí, no fue difícil ubicar a los personajes principales, me di cuenta de tantas cosas. Lo que sentía Carlos, todo lo que sufrió sin que yo me enterase, esas secciones me hicieron sentir culpable, y sin embargo, nunca dijo nada. Sobre ti... no asimilo que alguien me pueda ver de una forma tan bella. Dices tantas cosas agradables de mí, que de verdad llegué a pensar como sería ser así, lo quise en ese momento. Igual noto que hubo altibajos, que no siempre sentías lo mismo, a veces me declarabas amor, y otras, otras querías decir adiós, noto el duelo y sé que realmente sentiste todo eso. Llegando al final de la historia, las lagrimas empezaron a escurrir por mis mejillas... de verdad me siento mal de no poder corresponderte."

Así, y sin pedirlo, me condenaron a ser libre otra vez.

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