En un día saboreo la decadencia,
abrazo las décadas que pasan,
acaricio el pasado reciente,
me duermo en la sala de espera.
Comparto mis recuerdos y tristezas,
callo mis profundos desacuerdos;
admiro un pardillo en la ventana,
despierto en la noche sin tinieblas.
Aconsejo al diablo de mi venta,
y le subasto mis cariños venideros;
me enfado con la parte que te ama,
me despido de ti entre la niebla.
Aprendo de las artes embusteras,
y me olvido mis deberes y deseos;
pienso en ser un hombre de verdad,
cuando a una mujer cierro la puerta.
Admiro mis logros y rabietas,
y me privo de la afable compañía;
me alegro de mi vida hasta ahora,
me aflige el futuro que hay afuera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario