miércoles, 18 de junio de 2014

Segundo acto.

Sé que esta noche dibujaste tu descanso
y yo aquí escribo en mi desvelo;
el cielo hoy nos puso buena cara,
y montó el escenario predilecto.

Actuamos con gran naturaleza,
como un aturdido elenco,
aun con utilería perdida,
aun sin horas para el sueño.

Robaste escena muy temprano,
cuando recién había despierto;
apenas abrí la cortina,
una sonrisa,
se coló entre mis adentros.


Improvisé en nuestra puesta
y abracé tu aun recuerdo,
y tu titubeaste y devolviste
un cariño que yo creía muerto.

Entonces sonreí al fin osado,
y empecé con el libreto;
las lineas fueron perfectas en medida
y la obra empezó con el anhelo.

Los espectadores ahora detestan
el segundo acto en su comienzo:
en esta obra no hay lugar para las dudas,
solo así el final será un éxito.




No hay comentarios:

Publicar un comentario