Dejame abrir las puertas del museo
y desempolvar los cuadros en las cajas;
dejame colgar los que son nuestros recuerdos
y presentarle al publico nuestras andadas,
las promesas y momentos de deseo,
las risas y esos cuentos de hadas.
Ayudame a limpiar mi vertedero
y hazme el favor de ser la bella dama,
que de la bienvenida a ese pueblo
con antorchas dispuestos a matar:
sonríe y por favor no tengas miedo,
que yo les daré visita guiada.
Cuando termine el día casi muerto,
veras la lluvia sobre tu cara,
el cielo brillará cual fenómeno en sueños;
mi mano te llevara a donde tu cama,
para así ya no tengas miedo
de lo que aun no dice el mañana.
Entonces empezará el día nuevo
y abriremos de nuevo nuestras puertas,
y nuevamente llegará la brisa del siniestro
a querer tirar la exhibición que tanto amas,
y porque tanto amo seguiré ahí vendiendo
esa idea de futuro y algazara.
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