viernes, 6 de junio de 2014

Carta al ardor.

Hoy te hablo tonto y absurdo sin razón,
del cual me niego a pronunciar su nombre,
un tanto miedo, un tanto adoración,
del valor que has tomado ya de golpe.

Soy víctima de tu encantamiento atroz,
que en cada momento engaña mis orbes
y pronuncias espejismos de añil pasión,
que en grises terminan sus colores.


Ahora estoy ante otro corazón.
que espero hasta el final adore;
ahora yo soy un ladrón,
que busca el brillo de sus soles.

Jugamos a no tenernos compasión
y a desearnos entre juegos seductores;
ella con la distancia y la ilusión,
yo con mi obstinado hablar de amores.

Y nos salva odiar sin coordinación,
y querer en los momentos de gran goce;
esta vez no puedo alzarme ganador,
pero si que disfruto el gozne.

Así que espero no cometas traición,
sentimiento que aun no pongo nombre;
estoy a merced de esa maldición,
que me intrigue y me enamore.



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