Como todo debe ser.

-Y bien, ¿qué es aquello que tan estrepitosamente deseaba decirme?

-Querida, he venido a pedirle la mano, y usted de dármela, le advierto que nunca mas la soltaré.

-Su petición carece de estilo y sentimiento, ¿cree que eso basta?

-¿Y porque decirle lo que usted ya sabes de sobra? En mi no florecen las palabras comunes que escuchan sus oídos, sino algo con una estética mas atractiva que probablemente le entusiasme oír cada mañana. Y dependerá de su buena apreciación el aceptar a un corazón benevolente a tu servicio, o el de cualquier otro; porque, con ese bello rostro es evidente decir que mas de uno ha querido enamorarle, oh pequeño dulce de la vida.

-Sus palabras son muy halagadoras, aunque en estos tiempos, los hombres se dejan llevar por ellas muy facilmente.

-Por supuesto que así es, no se lo negaré, pero habiendo tanta bella musa en el firmamento ¿como no sobrevalorar nuestras palabras? En lo personal soy un admirador nada medido de la belleza femenina, y, si me permite decirlo, la suya es la mas encantadora que se ha posado en estos humildes ojos que hoy se atreven a mirarla fijamente.

-Se lo permito.

-Y, si me permita agregar, debo decirle que he estado enamorado perdidamente usted desde el día que la vi por primera vez.

-¿Cuándo fue eso?

-Oh, fue un día sin importancia, por supuesto. Así como todos en los que usted esta presente, y es que ¿que mas ha de importar, sino ver aquella esplendida sonrisa que combina tan refinadamente con sus mejillas?

-Adulador.

-Por supuesto que sí. Usted lo amerita.

-¿Y que me puede ofrecer usted?

-Nada mas que mi eterno cariño y la compañía mas cálida que usted pueda encontrar.

-Mm... lo he de pensar...

-¿Pensar? una bella dama como usted no necesita de cosas tan carentes de importancia. Si de verdad siente algo por su servidor, hagamelo saber, y yo se lo haré saber a usted cada día de mi vida.

-Me ha tomado usted por sorpresa en realidad. No sabría que responderle.

-Mi sugerencia, claramente es un si.

-Aparte de todo, con sentido de humor.

-Claro que si. ¿Con quién cree usted que esta hablando?

-Con mi prometido.

-No hubiera aceptado otra respuesta.