domingo, 2 de abril de 2017

Las tres primeras

La primera vez, fue obra del momento. Te hallé entre la gente, vestida como nunca más querrías volver a hacerlo, seductora, indulgente de los piropos, decidida a meterte en el papel que tan bien desempeñaba tu atuendo por sí solo. A pesar de ello, lo que me enamoró fueron tus ojos grandes, profundos y hermosos. Esa vez fui yo quien soltó el piropo, pero fui ignorado casi al momento.

La segunda vez, me vi influenciado por la opinión de tu hermana. Entonces, me acerqué y te tomé del hombro, pero el tenerte de frente, si bien me sirve de excusa, me idiotizó y balbucié una pregunta vacía.  Después de un sí, te esfumaste de nuevo entre los hombres, y así también mi voluntad de quererte.

La tercera vez fue en mi casa, y fue todo tan espontáneo, tan impactante, que me volvieron las ganas de quererte y fue tal mi deseo, que las palabras se amontonaron y se atoraron en mi boca, y así tu boca habló, sedujo, encantó, pero mi boca no respondió, hsta que te vi alejándote nuevamente, y ojalá hubiera sido para siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario