Te escribo en poesía, te escribo en mis versos,
te escribo entre líneas y en pensamientos,
te llevo en la sangre tatuada en el pecho
y grito tu nombre cuando hallo silencio.
Te escribo en el día y en lo que resta de él,
también en la noche de los no muertos,
escribo en la somnia y sobre los viejos
que dan su partida hacia lo eterno.
Te escribo en papel y de vez en eventos,
en fuego que se apaga al momento,
y tu pones leña pero el frío de mi cuerpo
no se acaba más que con tu cuerpo.
Te añoro con rizos y ojos risueños,
con lágrimas y dolor descubierto,
y te añoro tanto como te escribo
aunque deba leerse entre otros besos.
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