miércoles, 15 de febrero de 2017

Mi oda a la poesía

Llama que se extingue por las noches
vete o no me dejes nunca,
que tu ausencia tiene mi alma en paz
y tu presencia trae la guerra hasta mis manos,
esas que desbordan sangre de perdices caídos
y plasman la añoranza de una boda,
de vicios superados,
de sueños viento en popa,
de no ver hacia el pasado.

Lárgate y déjame vivir solo
o destrúyeme la vida con tu asomo,
pues lo más bello que he sentido
es el sufrimiento que me has dado,
el desahogo de mis delirios,
la cúspide de lo que no he logrado,
y todo lo que saben tus hojas eléctricas,
tus pasillos de maquina,
tu sopa de letras,
todo eso es mío.

Vete y no regreses,
pero no sin antes haber leído esto que escribimos,
que lloramos tanto como en el cielo ha llovido
y ha caído en nuestras manos,
de picada hacia el olvido
o quizás hacia el ocaso.
Largo y no me dejes nunca
ganas de escribir te amo.
Te veré mañana si es que me pierdo
o si es que te sientes olvidado.


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