La noche está en grises,
el día en azul,
los sueños de negro.
La música suena lejana,
el alma extraviada
y el cuerpo de luto.
Quien fuera idiota para tenerte
mujer de mil pesares,
y yo que estoy de frente.
Dispuesto a tu mañana,
a tus caprichos de repente,
a tu insolita desidia.
A tus momentos depresivos,
a tu no querer mañana
cuando el hoy sienta de lujo.
Un momento de silencio
para mi corazón del olvidado
que en una lágrima se escurre.
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