Cuando no tienes nada que perder,
es mejor no apostarle al azar;
así pasaron mis sueños y voluntades
y todas las oportunidades de hablar.
Crecí queriendo estar solo,
y de triste no tener mas que callar;
solo era un absurdo jugando otro
juego del cual las reglas aun no me dan.
Y al incierto jamas supe ceder
bajo mi mentira gran capataz,
del orden combatiente del jerez,
que mis labios nunca disfrutarán.
En otras mentiras busque loco
alguna idea parecida a la libertad,
sentirse vivo y de reojo,
ver lágrimas que no sentí derramar.
Y entre falsos y falsos deje de querer,
entre basura termine siendo un estorbo,
entre la ciénaga fue que solo canté
un amargo sentimiento bañado en lodo.
Solo después de sucio y de gritar,
fue que supe que para volar,
no hace falta mirar al cielo,
sino mas bien seguir caminando.
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