miércoles, 22 de agosto de 2012

Es peligroso estar sólo.

Una noche somnolienta
en el coche impregnado,
por el humo de puros caros,
tras el ver la luna llena
en el quemacocos.

Un recuerdo que aún habita
con el miedo de que regrese,
en el aire que suelta la ventila,
y me regrese al cuerpo que perece
por los nematodos.

Mira la Luna y negra nubes
que no ayudan a tu decadencia;
tu sabías que todo lo que sube,
de caída pierde la conciencia;
Todo un alboroto.

Hoy se esconde la decencia
y recorre parte del asfalto;
en el muro una insolencia,
en tus dedos desangrandado,
unos cuantos rotos.

Un encuentro que se agüita
por señuelos que envenenen,
con el cáncer maravillas,
que pesquen al cuerpo que amanece
en los terremotos.

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