Me encuentro frió en mi rincón,
asustado de las voces de los muertos,
sujeto a no olvidar la maldición
que he dejado sobre mis adeptos.
Me acurruco sobre mi colchón,
pero el fantasma me abraza con desprecio;
aquel que ríe y llora en el interior,
en su voz noto el mas crudo lamento.
En mi historia se filman pesadillas
y se narran relatos sin sentido;
cuando la noche sin luna apareció,
también así las lágrimas de mi tormento.
¿Sera acaso parte de la razón
o una muestra de mi cerebro enfermo?
el fantasma ríe y dice adiós,
librando sus pendientes en mi infierno.
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