lunes, 30 de mayo de 2016

Ensayo 24

27 de Mayo

Esta vez he colaborado en un evento de diversas conferencias acerca de... eso. Llevar un par de cajas, guiar a un grupo durante una pequeña excursión por las instalaciones. Una sonrisa tan magníficamente fingida que por un momento, yo también me la he creído. Así también conocí a un puñado de gente joven, que si bien lejos de dejar una huella en mi camino, han dejado un sabor agradable suficiente para terminar el día. Como cereza del pastel, me han dejado salir antes del servicio. Hoy el día pinta un Sol amarillo, diferente al gris pálido de siempre.

28 de Mayo

El tiempo libre causa estragos en los cuerpos inertes, mientras que el techo parece caer lentamente como el péndulo en el pozo de un instrumento de tortura; mis brazos se sienten atados a cada extremo de la cama, mientras que mis piernas no responden a mi llamado. Los escombros rozan mi cara, pero sólo cierro los ojos esperando el ineludible final que vendrá en forma de turbulencia. 

Hoy la casa está sola. Hago una pausa para explicar. Yo vivo en un gran ciudad, o un intento de ello. En realidad nací en un lugar sencillo, de comodidades apenas suficientes y de personas sin sentido de la cultura. De ahí también son Alfredo y Carlos. Ahí los conocí y creamos lazos que nos llevarían a la situación actual. Aun así, no extraño aquel lugar. El calor es insoportable y la mala música reina campante. 

El silencio es tal que me acompaña la respiración y uno que otro ruido ocasional del gato moviéndose cual rey en su palacio. Es una buena oportunidad para descansar, pero parece que me he olvidado como hacerlo correctamente.Salí un rato a la calle, buscando si el destino me tenía preparado algo, pero al destino no se le fuerza. Sí, vi algunas sonrisas en mujeres en busca de compañía, y una que otra mirada penetrante, tratando de mantener cautela ante mi apariencia descuidada. Una joven me preguntó una dirección en las cercanías. Sus ojos eran grandes con sobresalientes ojeras por debajo, su nariz refinada y sus labios carnosos, su cabello era lacio mas no sedoso, y su voz fue un silencio malentendido. Lástima que no conozco los nombres de las calles. Lástima que esta vez el destino no me puede forzar a mí. 

Llegué a casa y encendí un cigarrillo acompañado de un vaso de silencio.

29 de Mayo

La noche ha sido contradictoria. De momentos la angustia levantaba mi sueño pasivo y el sudor empapaba mi almohada; después el ruido de la nada se apoderaba de mi habitación, y los insectos usualmente imperceptibles resonaban en mis oídos.Cubrí mi rostro con las sabanas, cambiando el calor por ese mal mayor. La mañana llegó prematura y a pesar de no recordar con certeza la razón de mi anterior malestar, mis ojos eran la prueba de un desorden que empezaba a desbordar. Esta vez me abstuve del destino y mantuve casi inerte en el sofá. Así hasta las once, que Alfredo volvió de su viaje.

30 de Mayo

He recibido noticias de Carlos. Parece haber hallado algo similar al amor en una vieja amiga. Bien tenía sabido que siempre hubo cierto interés por parte de ambos, pero el hacía caso omiso. Quizás anhelaba más en la vida, quizás quería conocer más gente o tan sólo preveía un infortunado desenlace. De cualquier modo, esto no me ha llegado de su propia boca. Por azares del destino he alcanzado a oír un poco de la llamada que le hizo a Alfredo, entre lo que también destaca un "no dejes que te escuche". Ahora, la razón de ello pueden ser varias, pero la más atractiva a mis fines paranoicos es el hecho de dejar el camino libre hacia Miriana. Tanto que la ha deseado, tanto que le hemos apoyado, para que al final el gusto se desvaneciera en un libido oscuro y familiar. Puede que a partir de esto pueda hacer mi movimiento. Eso o seguir solo e ignorante... ambos son buenos absurdos.

Y Miriana tan lejos, alegando volver en apenas menos que un mes. Este éxtasis de la espera podría desaparecer en cuestión de semanas, días, quizás horas, pues la paciencia no ha sido un gusto adquirido.

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