martes, 17 de mayo de 2016

Ensayo 21

14 de Mayo

El pequeño viaje terminó. He sobrevivido a ese nicho del infierno nuevamente, y se mantiene un sabor agradable en la boca, bellos sabores gastronómicos, amistades disfrutadas, historias de antaño en familia, también los que faltaron por ver y esa sensación de ser niño nuevamente, como nunca fui. La gran ciudad me recibe con una mañana fresca, con un cigarrillo fuera del aeropuerto, con una banca de piedra en lo que me digno a pedir un taxi, y el cielo nuevamente se tiñe de un gris enfermo pero cercano a mí. El taxi viene  y me limito a mirar por la ventana a la carretera sin fin que se apoderó de las pequeñas planicies ocultas entre la sierra, y la sierra a la lejanía un poco neblinosa, va apagando sus luces llenas de pobreza, pero así también de belleza.

Llegar y ver el departamento un tanto más sucio, una alacena vacía, una pila de platos de hace ya varios días. Bienvenido a casa. El mejor obsequio es mi cama que había dejado tendida, y así hasta las cinco de la tarde me entregué a su cálido manto. Hoy por fin será mi descanso, que de la semana me he jactado de hasta las horas de sueño para conseguir risas compartidas.

15 de Mayo

"Buen día y felicidad al futuro maestro" al menos me gustaría pensar. Suena posible, pero cada vez me acerco más a ese sendero de decisiones, estudiar una maestría en el extranjero, trabajar en la industria (cualquier industria, me trae sin cuidado como morir de a poco), o tomar el papel de docente y entregarme a una vida de pequeñas desesperaciones a las que he de llamar alumnos. Todo suena tan tentador en la carta.

Día de limpieza y de hacer despensa. Era inevitable, pero al menos Alfredo me acompaña. Es increíble la escasez de alimentos en la casa, que en plena desesperación nos ha llevado a llenar absurdamente el refrigerador. Evidentemente, nadie se queja al respecto. Así es como me despido de las vacaciones tan agradables como efímeras.

16 de Mayo

¡Bienvenido a la cotidianidad! En esta ocasión traemos una oferta especial  de horarios para olvidarse del tedio del día a día. Para ustedes... ¡Diez horas de actividades recreativas en su área laboral preferida!

Bueno, así es esto.

Me temo que en  estas condiciones pueda adelgazar más debido a los almuerzos tan ligeros que cargo, pero siendo tanto tiempo el que hay que esperar para ello, y a falta de un refrigerador no hay muchas opciones. Sin embargo no puedo quejarme, por lo menos puedo fumar... afuera. El estacionamiento tampoco está tan mal, es oscuro, húmedo y vacío, por lo que es bueno para escuchar los propios pensamientos, recordándome un poco a la bella cueva de Grenouille. Creo que a partir de hoy empezaré a usar las escaleras, pues pasar tanto tiempo en una silla, si bien cómodo, termina trayendo repercusiones al cuerpo. Mi padre, que ha trabajado un taxi durante los últimos tres años, me ha contado de sus experiencias al respecto, y me niego a romperme el culo de gratis. Así mejor caminar, quizás y pueda bajarme una parada antes, quizás me gane la pereza y siga tomando el elevador. 

Llego a casa agotado, con la vista acabada y un dolor de cabeza al que espero me acostumbre con el paso de los días. Alfredo llegó dos horas después, mencionando que Miriana estuvo en la tarde, y eso me hizo añorar todas esas horas que no han pasado, más lo harán lejos de ella, de mis amigos, de cualquier vestigio de vida social que alegase tener. Será un par de meses desgarradores para lo interpersonal y una delicia para lo intrapersonal.

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