domingo, 17 de enero de 2016

Ensayo 8

15 de Enero

El día se escurre entre las manos, se evapora como ese torrente extraño que se forma del tabaco y se diluye con el viento, con el tiempo, con mis recuerdos. Puede que no esté listo para maldecir el mundo, pero si para romperlo, arrugarlo y dejarlo en mi desván. Espero conseguir una casa con desván pronto.

16 de Enero

A veces el destino simplemente no te deja ser infeliz. Te pone una sonrisa encantadora en frente, te permite cosquillearle y sacarle carcajadas bellas que se transforman en cantos dulces y arrumacos para dormir profundamente. A veces el destino no te deja ser infeliz. Tienes que ser miserable.

Hablando de sonrisas, entre mi ocio me ha tocado encontrarme con Miriana en un restaurante del paso. Aprovechando la coincidencia, compartimos mesa en tan familiar escenario. Comimos, reímos, caminamos en lares extraños y resolví eventualmente acompañarla a su casa. En medio aún de un proceso de mudanza, alcancé a ver casi por inercia su cajón de ropa interior sin el suave colchón que lo protegiese. Me comporté nervioso, como cualquier joven que descubre su sexualidad y decidí actuar como si no hubiera pasado, sonriendo casi de inmediato y apresurando mi salida de ahí. Soy un inmaduro de corazón. Y un tonto. Ella ahora vive con su pareja.

17 de Enero

Volvimos a mi casa, se ha quedado a dormir en el cuarto de Alfredo y el se ha venido al mío. La noche fue larga entre platicas y risas, anhelos, sonrisas y un punto ciego que se convierte en un silencio preocupante. Todo me ha llevado a uno de esos sueños imposibles de recordar y realmente es mejor así. En el punto de la despedida, le he abrazado, y a pesar de la increíble calidez de su torso y sus manos en mi espalda, me encontré poco después al punto de las lágrimas absurdas de un caso perdido.

18 de Enero

Hoy es el comienzo de una nueva era, plagada de odio, ira, malos entendidos, discordia, soledad; pero no todo esta perdido, al fin de cuentas el agua viene y va en un ciclo infinito (por lo menos hasta que lo permitamos), y así también como todo ente en el mundo, se puede estar arriba o abajo. No creo en la redención, pero el humano no conoce la maldad, es inocente, víctima de su propia avaricia y de ese ruido insolente que tiende a llamar voz. Y buscan alzarla, ser importantes, conseguir la fama, dejar huella. A veces siento lastima de esos tipos.

La única certeza de este mundo es el olvido.

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