sábado, 9 de enero de 2016

El caníbal.


Le conocían como "el Caníbal". Siendo el menor de 10 hermanos, desde temprana edad fue violado por su primo, lo cual hizo que Gumaro optara por convencerse que era niña como sistema de defensa, "soy un chico malo, soy una mala mujer". Coqueteaba con los jóvenes del barrio, lo cual era una gran ofensa para su familia, pero principalmente para su padre, don José. Después de un tiempo, fue atropellado por un trailer, lo cual desbocó su sexualidad. Mantenía relaciones sexuales con una yegua, a la cual se refería como una joven estadounidense con la que pensaba procrear. El mandarlo al ejercito pudo no haber sido la mejor idea. Ahí tuvo un conflicto con un subteniente, lo cual causó su arresto temporal; al poco tiempo de salir se lo topó de nuevo, y con abundante ira, tomó un cuchillo y lo apuñaló en el tórax y las piernas. Sin cersiorarse si seguía con vida, volvió a su pueblo, donde consumía drogas varias, desde mariguana hasta solventes. En un momento de frenesí, Gumaro violó a su sobrino de un año, quedando el acto impune y desconocido para los familiares. Un buen día, sin embargo, la policía lo arresto. Para su suerte, el cargo era el robo de una grabadora y cinco camisas de lino. Pasó un año en prisión y consciente del peligro y la vergüenza que podría pasar con su familia, se refugió en Chetumal. En esos tiempos, dice haber matado a un hombre que lo retaba con un machete. Esa noche vio al espíritu del hombre y rogó a su Dios que lo librara de él. Pero eso nunca pasó.

Poco después, se transportó a un pueblo fronterizo con Belice, donde diría haber conocido a un brujo mayo, al que se referiría como "El sabio".Este brujo le haría prometer que mataría a tres personas. También ahí conocería a Raúl "el Guacho", ex militar que se convertiría en la pareja amorosa de Gumaro. Juntos, se mudaron en una palapa abandonada por falta de permisos. Para mantenerse, robaban en las casas cercas de la costa o se prostituían con los extranjeros que venían del turismo. El 12 de Diciembre, compraron varias botellas acompañado de drogas varias. En un momento de la noche, Gumaro recordó que Raúl le debía $500.00 pesos, los cuales le pidió para comprar mas alcohol; como este no contaba con la cantidad, Gumaro enfurecido tomó un cable eléctrico y empezó a azotarlo. Este intentó defenderse, pero Gumaro lo golpeó con un block de concreto repetidas veces en la cabeza, hasta dejarla completamente aplastada. El cadáver bajo efecto rigor mortis, fue estrangulado con el cable a pesar. Gumaro tomó un cuchillo y decidió disponer del cadáver: lo cortó en pedazos, le arrancó un tatuaje con nombre femenino que tenía en el brazo, colgó el cadáver boca abajo hasta desangrarlo, luego extrajo las vísceras y órganos internos... entonces, decidió comérselo.

"Se fue al mercado a comprar algunos ingredientes y regresó para cocinarlo". Asó el corazón, algunas costillas y un riñon a la parrilla, hizo un caldo con las vísceras y cortó en filetes el muslo izquierdo, que cocinó en una salsa, la cual diría luego, sabía a barbacoa; también probó tiras de carne cruda y devoró los testículos, así como cuatro costillas. Todo el fin de semana se alimentó de la carne humana, hasta que las moscas acudieron al lugar. Un joven conocido como "la parca" se acercó a la palapa, a lo cual Gumaro lo saludó y le invitó un pedazo de carne; al aceptar, se percató de que era un trozo de carne humana y que el resto estaba tirado por todas partes. Salió huyendo. Los vecinos se acercaron a corroborar la horripilante historia, y ahí lo vieron manipulando los miembros destazados a plena luz del día. El 14 de diciembre, la policía lo encontró recostado en su hamaca, abrazando el torso putrefacto de su antiguo compañero.

Tras ser detenido por el asesinato, confesó el otro, así como la violación al niño y a una monja. Parecía un salvaje, con el cabello largo, la barba hirsuta y semidesnudo. Aunque admitió haber asesinado a su amante bajo el efecto de enervantes, admitió que siempre tuvo curiosidad por probar la carne humana. Aceptó los cargos sin remordimiento alguno. En el penal, los presos se negaban a compartir celda con él. Al cabo de un año, cercenó una de sus orejas porque decía extrañar el sabor de la carne humana. También amenazó con comerse al cocinero, por preparar comida insípida. Era temido incluso entre los reos de alta peligrosidad. Cuando los psiquiatras lo visitaban  se presentaba como "el Caníbal". Recibió un tratamiento de antidepresivos y somníferos para que durmiera profundamente.

El juez penal consideró que su estado se debía a una enfermedad mental, por lo que fue enviado a un centro de readaptación social, donde le prepararon una celda aislada. Gracias a los exámenes médicos que le aplicaron, descubrieron que era VIH positivo.

En una entrevista que le hicieron, comentó que le hacía falta matar a uno más para el Sabio, y que ya tenía los ojos en uno del centro de readaptación, aunque no sabía como encontrar al sabio, del cual no sabía ni su nombre. Mencionó que el asesinato es como matar un pollo, y que esperaba vivir 50 años más, pues Dios no lo quería muerto. Cinco años después de su ocupación en el centro de reagrupación social, falleció a la edad de 34.

Relato de Alejandro Almazán

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