No hay finales felices para los lobos solitarios. Ellos conocen la vida facil de la manada, y aunque saben que asegurarían unos años mas en su compañia, son incapaces de acatar sus absurdas moralidades.
A veces pueden buscar retos mas grandes y es ahí donde empiezan a actuar por cuenta propia, acechando presas mas grandes o peligrosas; se encuentran con reses, con bufalos, osos e inclusive en su ambicion, con presas humanas. No se trata de un homicida, sino de un depredador que busca dominar la cadena alimenticia.
Otras veces se muestran agresivos hacia sus iguales, y esta falta de integridad ética los lleva al exilio, vagando solos hasta encontrar alguien a quien no pueda encoger al mostrar sus colmillos; en estos casos ellos pueden aprender de sus errores u obstinarse hasta que el hambre o la fuerza de la vida lo acabe.
Por ultimo, estan aquellos lobos que no buscan salvacion; estos prefieren conocer el mundo a expensas de que el mundo quiera conocerlos. Se muestran benevolentes con el mundo, pero al final sus instintos los traicionan, y atacan a aquellos que confiaron en ellos; lo peor es que su memoria los abandona en esos momentos, así que no entienden el porque todos se alejan al final. Solo la Luna lo acompaña cada noche, y el aprecia su belleza y maldice su distancia, le aulla y deja su marca en el aire durante un instante, esperando la Luna se entere de su añoranza y de su tristeza.
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