sábado, 12 de julio de 2014

El brillo torpe de una cítara.

Cuando la noche empezó,
se dio un apagón;
abracé a mi amor
y surgiste tu.

Tu luz llenaba mi hogar,
enfriaba la piel,
quemaba el amén,
me traías paz.

Y así nos vimos.
juntos perdidos,
sin querer amar.

Toda la risa de abril,
mi esfuerzo senil
de hacerte feliz,
valió la pena.

Aun si no supe ganar,
o dejar de jugar,
tu verso sin fin
me abrió las puertas.

Y así nos vimos,
besos nos dimos,
surgió una chispa.


Luego la Luna te vio,
y tu brillo robó;
tu piel la quemó
la primavera.

Fuiste apagando tu ardor
y el frío volvió,
mas tu recuerdo siguió
en la Luna llena.

Ya no nos vimos,
entristecidos,
después la tormenta.

Luego un día bajó
aquel conejo,
tu brillo obsequió
al tonto en vela.

Yo te lo regresé,
quería ver
tu risa otra vez,
cual vez primera.

Y así nos vimos,
juntos perdidos,
de nuevo hacia el mar.
 

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