jueves, 3 de julio de 2014

El hijo olvidado.

Sos la bienvenida que no rechazo,
el beso que no me excita, pero agrada;
la muestra de belleza entre mis crímenes,
el hijo que olvide por arrebatos.

El recuerdo latiente del pasado,
la duda que se presenta en mi momento;
mi razón para rezar aun siendo ateo,
las lágrimas saladas en mi regazo.

Aquello entre dos enamorados,
la prueba que supere mis miedos,
el peso que pisaba mis zapatos.

Mi angustia en días nublados,
mi sonrisa en días de infierno,
aquel que deje en mejores manos.


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