A ti que ríes de madrugada
y que robas mi sueño sin titubear;
mis ojos se sacian con tus vocales,
mis parpados ya te quieren matar.
A ti con la suficiente vesania,
como para no dejarme colgado;
aun con la suficiente decencia,
para hacerme un mes esperar.
A ti que te privas de caricias,
a ti que escondes tu amar;
a quien no es nadie en mi vida,
pero me intuye curiosidad.
A ti que me olvidas del día
señorita del nunca jamas,
dejame hacerte una poesía
y mañana volverte a encontrar.
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