Me ha tocado dar pasos largos
y siempre con direcciones diferentes,
pero jamas son caminos errados,
ni sueños repartidos adyacentes.
He visto a la Luna sonrojarse
con propio merito complaciente,
la noche antes que se dejase
ser vista por la multitud de gente.
Añoro sus cráteres besarle
y sus ríos llenar con disolventes
en parte agua y calor en parte
llenarle algún día que sea impaciente.
Caminé mas que algunos desterrados
y visite mas muertos que tumbas durmientes;
maté mas oportunidades de haber amado
de las que pudimos haber superado en un desvele.
Y aun con todo el ruido ya creado,
me hace falta una canción con descendientes;
sin sangre que una nuestras manos,
con versos que aflojen nuestros dientes.
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