miércoles, 6 de diciembre de 2023

Normalidad.

Hubo una vez un niño normal, de padres normales y economía normal. Vivían en una casa normal rodeados de amenidades normales, donde jugaba solo, como era normal. En la escuela tuvo calificaciones normales y sus amistades se limitaban a lo que fuese aceptablemente normal en la hora de recreo. De joven, sintió una atracción normal por las mujeres, y si bien no siempre cumplían sus expectativas anormales, tuvo relaciones bastante normales. Muchas lo engañaron, como era normal, y otras le sonrieron, dejándole una sensación de vuelta a la normalidad. Tuvo un par de amigos, bastante normales en general y estudió una carrera normal, a la espera de llevar una vida adulta, en lo que cabe normal. Pero él no quería ser normal, e intentó estudiar arte, lo cual llevó a una guerra con sus padres, la cual perdió rápidamente, como era normal. Sus padres le perdonaron, por ser normal a su edad causar revuelos, y volvió al plan de la carrera normal, donde se tituló en un periodo normal y donde no hallaba trabajo, pues ahora lo normal era ser desempleado. Un par de años más tarde, y por esos tiempos normal, consiguió un empleo, una empresa de tamaño algo normal, donde fungió hasta el resto de sus años con admirable normalidad. Se casó con una mujer normal y no tuvo hijos, pues era lo normal en ese entonces.

Así, llegó a una vejez algo normal, donde la gente, inquieta por tanto despliegue de normalidad, preguntaron al viejo si alguna vez no fue normal, a lo que aludió a su momento de nacer, pues llegó al mundo por cesárea y pesando un poco menos de lo normal. Luego titubeó y se retractó, ya que al ser tan joven, no sabía decir si eso era normal en ese entonces. Se disculpó, al ser normal que no recordase.

Murió a los 75, la media normal en ese entonces, y las causas fueron de lo más normales. Suicidio.



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