Me digno a llamar a las necesidades,
que para cada hombre varían de importancia,
salud, dinero y necedades,
otros tantos consuelo o idiocia.
Algunos con ser celebridades,
otros con ellas se acostarían;
para los malos fatalidades,
y para sabios... sabiduría.
Los locos buscan comprensión,
y los cuerdos alguna compañía,
para buenos un mundo mejor,
y para tontos una buena economía.
Para muchos un mejor corazón,
o hígado para seguir con alegrías;
para románticos un buen amor,
que los sequen entre la ventisca.
A veces unos buscan buenos padres,
o un psiquiatra para hablar de mala infancia;
las víctimas y mártires buscan culpables,
y el abogado busca aplazar la cita.
Hacen falta nombrar más necesidades,
que mis papeles de letras llenaría,
y no podría de mi un poco hablarles
por celoso de otros de quien escriba.
Busco cada mañana ver el Sol,
como en lapsos poco extinguiría,
y reír y no parar por la razón,
por alguien que disfrute una sonrisa.
Y cantar sin tono una canción,
con alguien con bella melodía,
y por mas que pueda hacer yo,
me entregué solamente su alegría.
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