Acordamos que debíamos vernos,
aun siendo el último que querías cerca;
necesitabas encontrar algún lugar,
yo te prometí perderme contigo.
La verdad me querías algo lejos,
para no acostumbrarte a mi vaga presencia;
pero sabes que a el tiempo le encanta jugar,
casi tanto como nuestro cariño.
Sabíamos a donde querer llegar,
sin tener idea de como llegaríamos;
y el volante marcó su curso y llegar
se volvió la espera en el delirio.
Después pierdo el hilo del recuerdo,
y me encuentro abriendo de mi casa las rejas;
nos escabullimos sin ganas de saludar
y en incómodos quedamos dormidos.
Yo a la almohada fría y tu a mi pecho,
y en desconcierto no pude dejar de verla:
la silueta de tus sueños sin renombrar,
la escena que cada día he querido.
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