Me han dado besos falsos,
pero al fin y al cabo besos;
he tenido sueños raros,
pero aun con sabor a sueño.
Me he caído de acantilados,
pero me levanto en algún momento;
me he teñido rojo las manos,
pero se limpia con el paso del tiempo.
He causado ríos desbordados
y sequías de alegrías y cielos;
una muerte de un ser adorado
no se supera con ningún remedio.
Pero nadie ha hablado de olvidarnos,
ni de soñar con dichos tormentos;
me bastan los momentos dorados,
que tienen para mí sabor a cierto.
Dejame sentir un buen pasado
y guardármelo para mis adentros;
el dolor no lo he olvidado,
pero tampoco los bellos recuerdos.
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