Imagina que te dejara
¿acaso no perturbaría?
es raro que yo no esperara
tus lágrimas regadas por mí.
Aun mi vida no sirviera,
y mis latidos nadie quisiera,
tu extrañas piernas cabeceras
que acomodasen sueños por ti.
Lamento saber que existiera
señuelos falsos dentro de mí;
nunca quise que alguien dijera
que cenizas del infierno fui.
Ya he perdido la esperanza;
corresponder a quien quisiera,
como tu que me demuestras
que existe algo y no existe en mí.
Lamento que antes no viera
que el vacío seguía ahí;
nunca quise que alguien dijera
que cenizas del infierno fui.
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