Le hablo a una pared de pedrería,
de brillos en bruto y ónix opaco,
de incisivo bordes y uniones sangrantes,
le hablo y esta no responde.
Pero ella si que habla cada día,
escribe una historia de desengaños,
de amarguras y de pocos finales,
ella habla de ilusiones.
Y se pierde entre nobles fantasias,
en depresiones o crudos atracos,
se pierde en su propia vida.
Llora y yo busco sus albricias,
mas ella no responde mi llamado;
le hablo a una pared de pedrería.
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