viernes, 26 de septiembre de 2014

Días vagos.

Apuntando en mis luces el residuo de tu pelo,
me he liado para contemplarlo una vez mas,
entre el cielo bello al que sonreías
y este futuro que acechaba tan incierto.

Ahí guarde macabro tus ojos
en el cofre de reliquias invaluables
sobre la cómoda lo he dejado, esperando
que algún día me digne a abrirlo de nuevo.


Tu sangre la he metido en las raíces,
en las ramas del tope que cubrían
aquel día de despedidas largas,
que duraban mas que un semáforo de ciudad.

He perdido de momentos a tu boca,
pero siempre vuelve sola con su encanto,
con sus besos y sonrisas, pero sobre todo,
vuelve con historias de días vagos.

Tus oídos los he dejado sobre cajas
esperando que no escuchen mis achaques,
mis alardes y mis falsos testimonios de la nada,
aunque algún día escucharan el final de mis maldades.

Tiré desde hace un tiempo tu silencio,
me desesperaba hablar con el por ratos,
y a expensas que lo extrañe por tu boca,
me limito a no recordar donde ha quedado.


Tu sueño se alejó sin poder verle,
y aunque yo por las noches le invito a salir,
termino sobre mi propio sueño,
soñando a que alcanzaré a verle de nuevo.

Tu felicidad ya no me pertenece,
y quizás así es como debía de ser;
entre instantes me irrita serte ajeno,
pero en libertad brilla tu piel.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario