lunes, 1 de septiembre de 2014

Extraño.

Te extraño y no como se extraña el nuevo día, sino como se añora la noche, en la subconsciencia y entre tinieblas para no ser visto, en el silencio para no parecer el loco, que ansia el fin del abrasador rayo matutino; entre vacíos de la tarde, mirando a la ventana y esperando la Luna aparezca por fin. Te extraño cada día en el que estas, pues es cuando me percato de lo mucho que me había perdido, de todas las gracias y emociones temporales que no son capaz de repetirse con ninguna compañía; porque cuando te vas el murmuro vuelve a mi cabeza, y el interruptor de mis sentidos se apaga, dejándome tan solo con turbios escenarios del ayer, de los cuales simplemente me gusta reír arrepentido.

Te extraño cuando las palomas roban el pan,
cuando los besos llevan azúcar, 
cuando se comparten dos cafés, 
pero sobre todo cuando te vas.


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