jueves, 11 de septiembre de 2014

Concha.

Estoy al colmo de joderme, de dejar de buscar salidas, que ¿al final de que sirven? si ni siquiera he entrado a algo que me encierre. He disfrutado tanto de la comodidad de no hacer nada, que ni siquiera tengo idea de porque estoy respirando; no morir suena bastante convincente, pero hace falta mas que eso para seguir siendo digno del aire, por mas sucio que sea; porque nada en esta vida se regala y aunque no me están cobrando intereses, quiero pagar de una buena vez con algo. Este ciclo no es mas que un gran bazar, donde el dinero vale tanto como las piedras frises y roñosas... ambas cortan supongo..., pero lo que si vale son las acciones, los vestigios, las expresiones, los descubrimientos, le florente di vida, los recuerdos que dejamos impregnados en la memoria de los otros; porque, si no somos buenos para con otros, y vivimos sin pagar las deudas con el mundo, terminamos pagándolo con la peor de las penas, que no es mas que el olvido mismo. Así lo he pensado y meditado, y prediciendo como tal mi destino, he tratado de ser un hombre amable, memorable por buen idiota y por gran disponibilidad para actuar. Aunque... aun no estoy seguro para que actuar. 

Mi padre es un hombre que desde pequeño, fue instruido para ganarse la vida. Trabajaba en sus vacaciones de verano boleando zapatos por el ayuntamiento. Había aprendido desde ese momento la importancia de la amistan también, pues había encontrado que la compañía inclusive en el trabajo, es divertida. Jamás se sintió solo, no tuvo esa oportunidad de joven. Estar en una familia de 8 hermanos quita ese privilegio facilmente, y a pesar de que no todos aprendían de la misma forma, la unión fue algo que siempre se les fue recordado. Durante la preparatoria, ayudaba a mi abuelo con el negocio de la imprenta, caso que siguió hasta que salio de la carrera. No siempre tuvo la mente clara, hubo errores como cualquiera a esa edad... cabe mencionar que cambió de carrera una vez por seguir a los amigos... pero logró mantenerse hacia delante. Conoció a mi madre, y aunque jamas aprendió a quererla como era correcto, quiso como solo el sabía. El sufría siempre de duda, aun si jamas lo contase. Era fácil notar que siempre estaba insatisfecho, quizás el no pertenecía a esa vida, o tan solo no sabía a donde ir en realidad. Sus metas eran tan serias como cualquiera de las promesas que me dijo cuando vivíamos juntos, su cariño era tan firme como su deidicación al trabajo, y su voz se notaba tanto como su afecto. Se convirtió en un hombre triste y solo, que aun teniendo a sus hijos, no es capaz de sentir esa satisfacción contra la soledad; que aun sigue buscando algo que le llene, aunque ahora le alcance para no sentir vacío el estomago. Sus ojos solo muestran cansancio, toda su cara tiene esa expresión. Tengo miedo que no salga de eso. Tengo miedo de seguir sus pasos. 

Estando en la primavera de los 22, mis días saben como el agua, y las lluvias que una vez me parecieron especiales y distintas, ahora son solo una excusa para quedarse en cama, recostado y dejando que las horas pasen, mientras que mis ojos hinchados desesperan por ver la luz, y mis parpados absurdos les nieguen su petición. Hasta el momento, mi vida se limita a las salidas por la universidad y alguna que otra salida con las personas que he tenido el gusto de conocer y de joder. Aquellos mis amigos que ven algo en el vacío y aquella pareja que sienta algo con la nada. No soy mas que un cascaron vacío en estos momentos, y ellos lo saben, pero deben estar muy locos para no olvidarme por eso. 

Mi futuro ahora es tan certero como ganar la lotería sin comprar un boleto, ya no soy un niño, pero tampoco un hombre. Ahora mi mente no es mas que un montón de patrañas destinadas a ser escritas y olvidadas, esperando alguien mas las lea y entienda que existe gente con falsos problemas, tan peligrosos como los verdaderos. Ese es el dilema de la concha, que pasando el periodo de vida, no tiene mas huella que la degradación. Algo hay en el mundo para todos, aun sigo creyendo en eso; pero no todos encuentran tan fácil lo que buscan, o tan solo les encanta pensar que no lo han encontrado. Así que dejen que me quede un rato mas con estos tragos de agua y estos días de cama. Algún día me levantaré o caeré en el haberno.

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