lunes, 12 de febrero de 2024

Reencuentro furtivo.

 Como un benigno estupor

que sucede a la cúspide de la soledad

han sido los dígitos que sostengo

aferrándome a su levedad.


No son canas lo que temo,

ni llagas de perdida libertad,

solo el aun destino incierto

que todavía he de forjar.


Aliento cante su corazón,

sacudo el polvo de sus venas

y que vuele al viento la ocredad.


Advierto el ritmo venidero,

la sincronía de latidos que desarman

el instrumento que no supe tocar.


 

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