domingo, 6 de septiembre de 2015

Sueño.

Cuando el sueño es inevitable,
deberías subir a por tu almohada
y dejar todo ese peso en tus bolsillos
dejando dos monedas como paga.

Alejate de espejos y ventanas,
pues tu cuerpo ya no sirve para eso;
puede que el viento del mañana
dañe tus ojos de cerezo.

Contad ovejas en la casa,
y llevadles de a poco al matadero,
puede que den abrigo con lana
a los prójimos del último invierno.

Puede que sea un vicio interminable,
pero olvida el valor de las palabras,
de silencio se forma este escribillo
que con polvo se llena de tu alma. 

 

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