jueves, 10 de septiembre de 2015

Congoja.

Me levanto de madrugada,
busco unos papeles, una constancia
que diga lo mal que estoy,
mas puedo estar mucho peor.

Sea donde estés, no me sueltes
y liberame de la derrota.

Me asomo a la ventana
y caigo entre suaves almohadas,
quizás puede que sea hoy
el día que vuelva ese horror.

Sea donde estés, acariciame
y despiertame de la congoja.

Suena un reloj que no es de casa,
mi pecho palpita con tonos malva,
el pulso suena veloz,
dice que es hora de decir adiós.

Sea donde estés, no me sueltes
y liberame de la derrota.

Esta es la historia vertiginosa,
el miedo que transforma la alcoba
deja un dánzon en mis manos,
necrosis que oculta un manto.


Sea donde estés, acariciame
y despiertame de la congoja.

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