miércoles, 9 de octubre de 2013

Empezando de nuevo.

A estas alturas me he topado con el inicio;
el cuenco sagrado que nos mantiene vivos
y razonantes de la utilidad del pasado,
tan atroz y descarado en su cinismo.

Topé con el sueño, ya en un camino vacío,
y es que, si no tenía sueño, no hay sentido,
no hay moral, ni espíritu del amado,
no hay reacción sino desencanto

Porque el encanto es una maldición,
un indicio de lo mucho que perdimos,
sin poder hacer nada por recuperarlo;
y el desencanto es hacerlo sin sentirlo.

Y el sueño me encantó en un inicio;
pero tan fuertes bofetadas fueron gran servicio,
una ayuda divina flechando sin dudar
la esencia de mis pensamientos mas perdidos.

Y lloré. Por supuesto que lo hice,
porque la verdad siempre me había perdido,
pero solo entre mis narices se habrá escondido,
pues jamas estuvo lejos de mis manos.

Entonces solo pude hacer una cosa: caer.
El cielo no era mas mi sueño, sino mi pasado,
y este encuentro de verdades se hicieron el camino, 
y el suelo me hizo un cálido recibimiento.  
Y yo lo recibí también a el.



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