domingo, 4 de noviembre de 2012

La curiosidad de caminar.

Me encantaría conocer la gracia plasmada en otros términos, igual de coloridos, pero quizás bajo unos tonos mas cálidos y tiernos, que proponen un sentimiento de instante a la imaginación de los amantes. Me encantaría recordar los pasos perdidos en sueños pérfidos, que si bien impactantes, me han dejado sabores amargos en la memoria. Y aún así jamás hay que padecer de sueños, porque el anhelo del hombre es lo que revive sus ojos llameantes, y si bien la llama parece apagarse, bastará con rociarle ambiciones y taparlo de conciencia, que suele venir acompañado de lluvia y nubes grises oscilantes.



Me ha tomado pasos en falsos y caídas de la silla, miedos desbordantes y varias animas perdidas, pero al final  me he montado nuevamente, quizás no a la misma cima, ni por el mismo camino. Al final solo se tiene que llegar.

Es curioso como la mentalidad del hombre puede cambiar en instantes repentinos, espontáneos como el mismo climax incesante, que al final olvidamos por donde hemos caminado y de donde venimos. Parece ridículo el padecer de esta conductas tan cortantes e inminentes, pero, mas a fondo, es indiscutible la razón de dejar el pasado atrás. Y es que cargar cadenas y recuerdos mortificantes, jamas ha sido algo cómodo para caminar. 


No lleves mas que lo indispensable se ha dicho,
 no dejes nada mas; 
no entierres las palabras que predico, 
no mires atrás.


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