acabase como en los absurdos sueños que por mi cabeza pasan,
habría de vivir una vida diferente cada día.
Cuando en realidad, habré de quedarme con quien me prive de soñar en vida,
de mirar lo ajeno, sin indultos ni objeciones, más que por falta de ganas,
y me halle entonces, viviendo un sueño, ya no mío, sino de casa.
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