Ayer pudo haber sido el renacer del amor en nuestro mundo,
o tan solo un nuevo nacimiento en los corazones olvidados.
Pudo haber sido el olvido de los dolores del pasado,
o tal ves el mejor remedio a los dilemas del futuro.
Quizás ha sido una pizca de todo remezclado
en la olla que se agita en la cena para navidad;
cuando de repente el nace y todos nacen
bajo el muérdago, debiendo besos para dar.
Y de la olla todos, poco a poco se reparten;
y ríen y lloran, sueños que vienen y van;
tu comes, y todos felices comen
del sentimiento que ha nacido esta navidad.
Quizás pudo haber sido el sabor del orégano,
u otras especias que no muy bien se me dan,
pero dudo que pudieran compararse
al sabor del ingrediente principal.
Ayer pudo haber sido el comienzo de todo el mundo,
o el todo que marcase al mundo en nuestros platos;
pero nunca un final, nunca un mal estofado,
no mientras haya un corazón que llamar hogar.