Levantate temprano en la mañana,
deja que la pereza escurra en el baño;
arropate del frío de afuera,
que hoy suena a día de hazañas.
Toma el camino a la parada,
y agarra el primer taxi del rebaño,
que tu alma el sueño empeña,
a cambio de bellas miradas.
Espera a que des llegada
y ella te encuentre esperando;
ahí es donde siempre empiezan
la lucha de bellas miradas.
Ella se muestra animada,
eufórica de haberla visitado,
y con un café complementan
un pan a "la hormigada".
Terminando a la caminata,
y hacer un viaje algo insensato;
pasa la larga vereda,
hasta donde el mar estalla.
Y son atacados por las ráfagas,
de arena sus labios se han llenado;
y a lo lejos una vieja
envidia su preciosa calma.
Porque a pesar de las marañas,
el caos y el viento templado,
poca atención le prestan
por su batalla de miradas.
Y el mundo un final amenaza,
pero ellos no parecen recordarlo;
labios salados el besa,
ella le dice que lo ama.
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