Juraba ver en el horizonte más que el Sol,
argumentando que las nubes marcaban sus caminos
para hombres de vital valor.
Soñaba el paraíso, pero con infierno en el corazón;
amaba el sufrimiento como se ama a la vida,
en silencio y contra toda razón.
Vivía un estilo de película, un drama,
un suspenso y un Sol de des-pasión,
un Do de alegría y un mi que mintió,
cuando se enteró que era menor.
Moría poco, un poco mas que el ruiseñor;
reía mucho, con la dicha que ella siempre le entregó,
lloraba por miedo a perderle por ser solo un desertor.
Y por no saber mas que eso...
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