viernes, 14 de octubre de 2011

Un deseo.

Como el deseo mas fuerte de invierno...
me gustaría dormir en un cobertor cálido, con gran algarabía en mi pecho
y caer lentamente en el letargo.

Recibir un abrazo entre lo eterno, demostrar que se equivocaba Cándido, y saber que aun existe un extremo
de ese camino al que no he llegado.

Disfrutar el humo del incienso, dejar de mostrar un rostro pálido, y si bien no puedo vencer el miedo, al menos querría poder ocultarlo.

Poder llegar a mi pedazo de cielo, y perderlo de nuevo en suelo árido, alguien para recordarme que puedo, que no soy un viajero solitario.

¿Es mucho pedir en un deseo?
me atreveré a añorar otro presagio 
"hoy quiero flores en mi entierro, compartir contigo mi escenario".


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