domingo, 28 de febrero de 2016

Ensayo 12

20 de Febrero

Vaya, todo un mes sin nada que decir o sin el tiempo oportuno para hacerle digestión. En cambio hoy, ha sido un increíble día, lleno de alegrías, absurdos, miedos, corazones. Corazones que se desenvuelven en el baile de una canción que a nadie gusta pero todos conocen, corazones que huyen de la realidad que forjan día con día, corazones que se hacen ilusiones con amores no correspondidos, corazones que no entienden del amor y se conforman con un cuarto compartido. Hoy el mío ha hecho contacto con cada uno de ellos y me han dejado sentimientos de que sigo vivo.

22 de Febrero

Recién empecé el servicio social. Es increíble tener que trabajar para el gobierno cuando el no ha dado ni un quinto por mi educación, pero hay que admitir que al menos en ese sentido es muy parejo con todos. Aun así, siempre hay caminos fáciles, huecos en el sistema y camanduleros dispuestos a mostrarte sus peores secretos. En cambio, aquí estoy, levantándome temprano para ir a una oficina por demás cómoda y a realizar una tarea que propone facilitar la de otros. Una pequeña aportación cae bien a cualquiera.

24 de Febrero

No se con certeza cuando fue que comenzó, pero creo que desde el subconsciente lo sentía venir desde varios meses. Después de mucho tiempo, he dejado de buscar pareja. No parece la gran cosa, pero cuando se ha sido un enamorado irremediable toda la vida, se empieza a sentir un gran vacío apoderándose de tu interior que afecta de poco a cada órgano. Mi garganta se ha vuelto áspera, incapaz de cantar mas dedicatorias secretas, mi nariz se ha tapado impidiéndome entablar una buena conversación; mi estómago sin embargo, se siente mejor que nunca, probablemente porque ya no hay ese molesto zangoloteo que me irritaba después de cada comida. Podría acostumbrarme mucho más de lo que debería. Ahora sólo queda ese remoto miedo de morir solo.

sábado, 27 de febrero de 2016

Carta de desahucio.

Hoy redacto como un hombre nuevo, un hombre atado a cabos, a presuntos finales que arremeten con no dejar donde empezar. Aquel demonio de perversión dentro de mí esta descomponiendo mis fibras, dejando a mis órganos desconectados de mis otras emociones, quedándose al mando de mi mente. Lo sé porque lo siento. La fiebre, la tos, inclusive mis heces mandan una señal de auxilio, pero puede ser muy tarde para responder. De todos modos, no puede ser tan malo. Si esto le ha pasado al resto del mundo o si han nacido con ello, no veo porque uno más podría afectar al equilibrio mundial. Ya no soy el visionario lunático ni el escritor que se desahoga, sino solo un esclavo de mis nervios, de las reacciones, o cualquier ente que tenga un mínimo de autoridad colectiva. Eso ya no importa.

Como todo buen condenado me he servido de mi platillo favorito hasta el final, una entrada de cinismo, un platillo de extravagancia acompañado de buenas amistades, un postre melancólico que he de terminarme solo el día de hoy. Y de vuelta a la celda, a esperar que decidan el método que prefieran. No tengo miedo. Eso significaría que aun siento algo y por ende tendría esperanza, pero me he resignado a este destino que promete traerme menos problemas a la moral y mas a la inocencia, si es que queda rastro de ella.

Así que con esto me despido, pero pronto sabrán algo de mí, con mejores aires, con menos preocupaciones, con un par de cuernos o una tez pálida que deambule en el cementerio en busca de otra oportunidad.

lunes, 1 de febrero de 2016

Ensayo 11

29 de Enero

Una de las ventajas de vivir en una gran ciudad es que frecuentemente se realizan eventos de todo índole, tradiciones de todo el país se aglomeran en las calles de por sí infestadas de gente, y ofrecen un escenario diferente al típico gris del día a día, a fin de que uno olvide la cotidianidad por un momento. Bien, he entrado a una especie de evento de todo un fin de semana. Las circunstancias y el objeto son poco importantes a estas alturas, y a pesar de que la idea me entusiasma febrilmente, no concibo tanto tiempo dedicado a una simple actividad. Me temo que he dedicado demasiado de mi tiempo a procrastinar y eso me ha llevado a no soportar tareas prolongadas, sin importar lo divertidas que sean. Temo que esto a la larga pueda traerme inconvenientes en trabajo, relaciones, monotonía en general; puede ser que la universidad solo sea una muestra de ese infierno del cual tanto rehuyo y este evento sea el heraldo de mi perdición.

31 de Enero

Efectivamente me he dado por vencido. A una oportunidad de pasar al siguiente día del evento, he preferido tener la oportunidad de llegar a casa, fumar un cigarrillo en el camino y contemplar esas luces tan lejanas de lugares a los cuales nunca quisiera visitar. No me siento derrotado ni frustrado, sino mas bien aliviado de salir tan rápido de esa situación que podía ser tan oportuna. Es duro huir de las ventanas, pero muchas veces no son lo que uno quisiera. Hay que saber negarse a los encantos del papel con marcas de agua y a los insumos que conlleva. De momento, me basta escuchar el aullido del viento escurriéndose en mi ventana, tratando de llegar y enfriar mis manos nuevamente.

1 de Febrero

Se hace tan fácil cancelar los compromisos con tal de pasar un buen rato en compañía. No siempre la casa está llena de risas o voces afinadas y listas para lanzarse a una melodía. Miriana ha estado aquí y como siempre, me ha dejado idiotizado con esa sonrisa tan dulce e imparcial que te invita a dar cariño, mientras que a la vez, la memoria te recuerda aquel hilo rojo en el meñique atado a la mano de algún pobre diablo afortunado. Aquel hombre hoy se mostró seco, prepotente, celoso, fastidiado, pero eso no le impedirá poseer ese cuerpo ingenuo de su propia belleza y del amor al cual no corresponde. La voz de Miriana se torna tan dulce con un par de menores y un sol mayor realzando esa alegría de sus ojos, que en el fondo pienso o deseo que sea falso.