miércoles, 27 de enero de 2016

Ensayo 10.

22 de Enero. 

Eso de empezar las labores cada vez me deja menos que decir: Salir de casa, caminar, subir a un camión, bajar, caminar más, subir a otro camión, bajar, y caminar hasta el aula, sentarse, escribir, pararse y así dos veces mas hasta hacer el mismo recorrido de regreso, con la única diferencia que las luces de la ciudad apiladas sobre los cerros me acompañan, asemejando a un árbol de navidad sin final. Me encanta verle con un cigarrillo desde el puente y quedarme ahí idiotizado hasta que el puente se acaba y desciendo a la profundidad de mi monotonía nuevamente, y llego a casa cansado, perdido o a veces solo hambriento.

24 de Enero

Un golpe en mi puerta cuando Miriana decidió pasar a saludar. Junto con Alfredo, platicamos sobre cosas burdas, recuerdos, películas, parejas, y en ese punto, la conversación se tornó unilateral, mientras me guardaba la lastima que sentía por el fracaso próximo en su corazón, con una pizca de celos molestos y una tristeza lastimosa llena de envidia y otros sentimientos inapropiados. Aun así, no me dejé amargar y la acompañamos a hacer las compras, lo cual me dio aires de una familia feliz, padre, madre y un niño peludo y con lentes. Amo a ese idiota. Después la acompañamos a casa, y mi sonrisa desapareció al ver a la pareja de Miriana, tomándola de las manos y arrancándole un beso de sus labios inmaculados. El tipo al menos me ha invitado un cigarrillo. El peor cigarrillo de la vida.

25 de Enero

Por fin se me hizo probar el mezcal. Fuerte, rudo, violento y alegre. El mareo ha valido cada sorbo, pero quizás sea mejor recostarme y olvidarme de todo lo... De que estaba hablando? ¡Ja, ja, ja! ¡Je, je, je! ¡Ji, ji, ji! ¡Jo, jo, jo! ¡Ju, ju, ju!

 27 de Enero

Un día cualquiera, salir de casa, caminar, subir al camión, bajar, caminar más y de repente un destello. En la parada estaba una chica con la cual había estropeado cualquier oportunidad, Regina. Me saludó y respondí, pero de buenas a primeras empezó a sacarme platica. 

-¿Hoy te toca clases con Damián?

-Realmente no lo recuerdo, soy muy malo con los rostros, disculpa. Cuanto llevan... ustedes dos?

-¿Llevamos? oh, no somos pareja. -Soltó una risa algo burlona pero inocente a la vez. -Somos muy buenos amigos, nada mas.

-Entiende mi error, siempre preguntas por el, y pues no es de mal ver...

-¿Quién? ¿Damián? Supongo, pero no hay nada entre nosotros.

Aun con la buena noticia, me controlé y mantuve una charla de lo mas sencilla y cordial, sin enfatizar en algo afectuoso; no quería echar a perder tan buen momento con mis absurdas fantasías de entendimiento. Hablamos un rato en el camión y llegando a un transito pesado, me pidió que bajáramos y camináramos hasta la universidad. No recuerdo cuando es que ese camino se volvió tan corto, y aun dentro llegamos hasta su salón, dejando pendiente continuar nuestra conversación. 

Hoy mi corazón late con una nueva y bella mentira.

domingo, 24 de enero de 2016

Ensayo 9

20 de Enero

Lo hermoso de conocer personas, es que nunca sabes que esperar. A veces conoces a un irritante ingenuo de lo que le rodea, eso es inevitable; pero también hay ocasiones donde hallas cosas en común, tristes historias, romances extraordinarios, vidas sin remordimiento. Eso y más fue Dorian.

La conocí cuando el frío se apropiaba de la ciudad atentando contra la cotidianidad de la gente. Aunque un gorro cubría su cabeza, su cabello estrafalario resaltaba entre la multitud y me llenaba de intriga entre sus tonos luminosos que gritaban 'único'. Sus ojos brindaban calidez a mi rostro y su sonrisa un nerviosismo que se reflejaba en ese tic tan molesto de mi mano derecha. A como pude, me acerqué a ella y empecé una conversación absurda, de esas que nunca funcionan. Hoy era nunca. 

La platica tornó rápidamente en su situación sentimental, un rechazo continuo de su amor platónico (si es que yo creyese que eso existiese), su amigo de la infancia que le dejaba un sabor amargo pero no de desesperanza para el futuro. Realmente, me costaba trabajo asimilar un amor de quince años guardado con tanta dedicación, pero fue lo que menos me costó trabajo creer. Mencionó haber escrito mucho de más joven, haciendo alusión a novelas y cuentos que después quemó por el recuerdo que encarnaban en ella. Hasta ahí, parecía que ese amor incondicional decaía en un terrible sufrimiento, pero era muy temprano para crear un juicio. 

Habló de su mejor amigo, de ese intento de escape sin resultados, de la soledad y del suicidio, y en este punto, mis brazos titubearon, tratando de acomodarse entrecruzados sobre su espalda, pero me negué a una muestra de afecto tan prematura, que podría acabar con cualquier posibilidad de conocernos. Hubo un cambio de tema, sobre arte, cultura, hubo un canto algo torpe, algo hermoso, y después vino un crujido. 

Habló de su triste juventud. Años en cama, tratamientos hostiles, su cabeza desnuda y apegada a sobrevivir, una cicatriz que aun no se cierra y que sigue hostigándola en los momentos menos apropiados, en forma de vómitos de sangre y desmayos imprevistos. Mis ojos lagrimearon y el crujido pasó de mi corazón a la silla, en el momento que me levanté para abrazarla fuertemente. Ninguna palabra vino a mi boca, mas que una adoración devota y sincera. Ella sonrió, en un intento de calmar mi respuesta, y habló de la escuela, de esa decisión que no pudo terminar y que la llevó a una espera por su ansiada libertad de conocimiento y algarabía. 

Entonces hice algo estúpido.

Me declaré enamorado, sabiendo que la respuesta no podía ser otra que el rechazo, y a pesar de tener razón, su sonrisa no desapareció y me permitió seguirle acompañando un rato más. Cerraron el café, el bar, y luego se hizo de día en el adiós.

martes, 19 de enero de 2016

La dama de gris

Mi aluvión ha parado por fin,
toque hierba y pequeñas piedras,
mientras peces rozaban mis piernas
y el viento me pintaba de arlequín.

A mi alrededor hay un jardín,
flores hermosas y enredaderas
que suben por una casa de madera,
donde habita la dama de gris.


En sus manos un amor senil
y en sus ojos la más bella tristeza,
que me invita a acercar con sutileza
y caer en ese callar sin salir.

En el frente la maquina inviril
y al fondo se quema una pila de novelas;
recuerdos de una gran tragedia
que el viento se lleva febril.

Quizás mañana vuelva a escribir
y me jacte de un fragmento de luz eterna,
o puede que tome el río a la tristeza,
deseando no haber sido tan feliz.

domingo, 17 de enero de 2016

Ceniza.

Quisiera que el humo no fuera tan hermoso,
que ese encanto pasajero no fuera un vicio,
sino un detalle precioso de los malos ratos,
puede que el vino me sea muy amargo.

Entre mis encantos el humo no es mi mozo,
sino mas bien una muestra de peligro,
pues si bien solo somos muertos malos,
en estos giros son fobiosos.

Soy un torrente de papel y escombro,
ceniza que se hunde en el olvido,
en la alfombra de oro  que tanto amamos
soy un mito desastroso y desalmado.

Que el viento se lleve el pecado absorto
y mañana olvide mi destino;
lo único certero en este mundo
es el olvido y desencanto.



Ensayo 8

15 de Enero

El día se escurre entre las manos, se evapora como ese torrente extraño que se forma del tabaco y se diluye con el viento, con el tiempo, con mis recuerdos. Puede que no esté listo para maldecir el mundo, pero si para romperlo, arrugarlo y dejarlo en mi desván. Espero conseguir una casa con desván pronto.

16 de Enero

A veces el destino simplemente no te deja ser infeliz. Te pone una sonrisa encantadora en frente, te permite cosquillearle y sacarle carcajadas bellas que se transforman en cantos dulces y arrumacos para dormir profundamente. A veces el destino no te deja ser infeliz. Tienes que ser miserable.

Hablando de sonrisas, entre mi ocio me ha tocado encontrarme con Miriana en un restaurante del paso. Aprovechando la coincidencia, compartimos mesa en tan familiar escenario. Comimos, reímos, caminamos en lares extraños y resolví eventualmente acompañarla a su casa. En medio aún de un proceso de mudanza, alcancé a ver casi por inercia su cajón de ropa interior sin el suave colchón que lo protegiese. Me comporté nervioso, como cualquier joven que descubre su sexualidad y decidí actuar como si no hubiera pasado, sonriendo casi de inmediato y apresurando mi salida de ahí. Soy un inmaduro de corazón. Y un tonto. Ella ahora vive con su pareja.

17 de Enero

Volvimos a mi casa, se ha quedado a dormir en el cuarto de Alfredo y el se ha venido al mío. La noche fue larga entre platicas y risas, anhelos, sonrisas y un punto ciego que se convierte en un silencio preocupante. Todo me ha llevado a uno de esos sueños imposibles de recordar y realmente es mejor así. En el punto de la despedida, le he abrazado, y a pesar de la increíble calidez de su torso y sus manos en mi espalda, me encontré poco después al punto de las lágrimas absurdas de un caso perdido.

18 de Enero

Hoy es el comienzo de una nueva era, plagada de odio, ira, malos entendidos, discordia, soledad; pero no todo esta perdido, al fin de cuentas el agua viene y va en un ciclo infinito (por lo menos hasta que lo permitamos), y así también como todo ente en el mundo, se puede estar arriba o abajo. No creo en la redención, pero el humano no conoce la maldad, es inocente, víctima de su propia avaricia y de ese ruido insolente que tiende a llamar voz. Y buscan alzarla, ser importantes, conseguir la fama, dejar huella. A veces siento lastima de esos tipos.

La única certeza de este mundo es el olvido.

martes, 12 de enero de 2016

El pintor.

El hombre alegaba ser un artista frustrado, un genio en la inmortalidad y un mediocre en vida; tenía heridas en las muñecas, típico de un suicida en potencia o de algún inmaduro con falta de atención; decía poner sangre y alma en su obra, pues no había nada más en lo que fuese necesario. Se quejaba del mundo y de la hipocresía, pero en el fondo se sentía vacío, siempre en busca de alguien a quien amar sin ser herido. Para el psicólogo, no se trataba más que de un caso de esquizofrenia afectiva, por lo cual, lo trató entrando en su área de confianza, lo hizo sentir su amigo y de a poco fue cazando las inseguridades y los miedos del desgraciado joven.

Llevaban ya ocho semanas, cuando se dio por terminada la terapia. El joven, agradecido hasta la médula con su doctor, lo invitó a formar parte de su obra, e ignorante de lo que eso significaba pero seguro de que no lo volvería a ver en su vida, este aceptó. Así, llegaron a una casa a las afueras de la ciudad, un tanto sombría, un tanto común con el resto de la calle. Las ventanas estaban cubiertas por tablas de madera perfectamente apiladas, como protegiéndose del Sol o cualquier indicio del mundo exterior. Al entrar, se podía sentir un aroma desagradable, aparentemente debido a la poca higiene de su ex-paciente, pero no quiso hablar al respecto. Se sentó en la sala y aceptó una cerveza por cortesía, hablaron de arte, hablaron de la vida, y al final el joven se puso manos a la obra. Marchó a la cocina y volvió con un cuchillo y unas licoreras de cristal. El psicólogo exaltado, se precipitó de espaldas contra el suelo, tirando así también el sofá, y ahí temblando y sudando frío exclamó:

-¡¿Qué se supone que harás con eso?! !¿Es acaso una broma?!

-Todo lo contrario, usted me lo dijo. Mi arte tiene mucho futuro, no puedo dejar que termine conmigo. -Contesto con una tranquilidad tenebrosa. 

-No lo entiendo, ¿que piensas hacer conmigo?

-Es simple, si sigo usando mi sangre para pintar, no quedará nada de mí pronto. Y me ha dicho que podía contar con usted...

El hombre logró pararse, y corrió hacia la puerta principal, pero esta se encontraba cerrada con cerrojo. A expensas del peligro, corrió hacia él embistiéndole exitosamente, y empezó a buscar en otra habitación si hallaba algo que le sirviese, una salida, un arma. Topó una puerta, pero por los nervios no podía ni girar la perilla. Al lograrlo, rodó por unas escaleras que llevaban al sótano. Al volver en sí, deseó no haberlo hecho.

Se encontró con cadáveres colgados del techo, vertiendo gota a gota la pintura del artista. También había algunos ya putrefactos, tirados en una pila degollados, con algunas partes cercenadas en el monto.

-Al principio, no sabía que técnica usar, por lo que intenté primero cortarlos para conseguir pintura de cada parte, pero perdían mucha sangre en el acto. -Se oía la voz, mientras se bajaban los peldaños lentamente, como una melodía de terror y sangre. Horrorizado y apenas reaccionando, el psicólogo se trató de ocultar entre la pila de cadáveres.

-Luego comprendí que lo mejor era mantenerlos con vida, así podía crear heridas nuevas y obtener materia fresca. -Se oía mientras los peldaños generaban un eco atroz por toda la habitación.

Apenas logró aguantar las ganas de gritar cuando vio que los "cadáveres" que colgaban en el cuarto eran en realidad personas vivas. Probablemente drogadas, permanecían ahí sin movimiento alguno, apenas pudiendo respirar. Una joven  soltó una lagrima y susurró una súplica de auxilio.

-Ahí donde estas, se encuentran mis padres, mi mejor amigo y la chica que tanto le gustaba. Que desperdicio. Colgada esta la familia de a tres casas. Creo que ya conociste a la pequeña Sara. Quizás y se puedan conocer mejor, podría ponerlos al lado del otro si dejas de oponer resistencia.

-!!Eres un demente.¡¡

-No, tu me has curado. -dijo, mirándolo fijamente a la cara y clavando el cuchillo en el abdomen del hombre.




Ensayo 7

6 de Enero

 Madrugando con una acostumbrada costumbre familiar que a ciencia cierta desconozco donde celebran, y terminando con un viaje nauseabundo, así fue el seis. No hay mucho que decir, pero cada vez más, llego a la conclusión de que mi cama es para dos personas y que quizás yo no soy una de ellas.

8 de Enero

Carlos desborda de felicidad. A pesar de haber faltado a clases (lo cual realmente lo perturba) vomita flores y arcoiris por la visita de su querida. Se han dado un beso y eso lo tiene en modo de brindis con tequila. Al final, he sido el único que ha tomado y ellos por su parte se han ido a dormir. ¡¡Larga vida a la linda pareja!!

9 de Enero
Que poco duran los buenos momentos, pues de no hacerlo, no sabríamos lo buenos que fueron. Me topé con que Carlos hablaba de mí con Miriana a mis espaldas. En realidad, me hubiera importado poco cualquier posible defecto que le hubiera dicho de mi persona, pero insinuarle que buscaba algo sexual... eso sí que me pone en una situación incómoda.  Traté de hablar con ella al respecto, decirle que estoy lejos de desear algo tan mundano como sólo satisfacer un instinto, y que no hay razón alguna para el distanciamiento, pero una conversación es una tarea difícil cuando una de las partes no desea hablar. Puede ser que otro sueño burdo haya terminado abruptamente. Sólo queda para mis adentros que sería incapaz de conformarme únicamente con su libido; necesito sonrisas, arrumacos, protestas, tristezas, momentos para recordar, todo o nada.

11 de Enero

Me ha tocado ir a buscar posibles lugares para el servicio. Nervioso y a la vez dejado un tanto a la suerte, me asomé por el Instituto del genoma. Bonitas instalaciones, poco señalamiento, buena disposición; puede que de aquí sea. De todos modos, mi cuerpo y mente llegaron en pedazos al sofá, quizás como epifanía de lo que esta por venir.

12 de Enero
En una pila de escombros reside mi día, junto a latas que alguna vez albergaron productos tan complejos que es difícil nombrar como orgánicos, pedazos de carne putrefacta y a veces también, junto al cadáver de otros días. El camión no lo recoge; esta fuera de su ruta y por ende no es su obligación. Los vecinos se la pasan hablando de lo inapropiado que es la pila, pero al momento de actuar, a nadie le gusta ensuciarse. Yo los entiendo perfectamente, no me gusta estar ahí, pero de vez en vez, las botellas se amoldan a mi cuerpo, y la arena de aroma extraño amortigua cualquier ente desconocido que amenace mi torpe espalda. Por el momento, esto podría ser felicidad.


sábado, 9 de enero de 2016

El caníbal.


Le conocían como "el Caníbal". Siendo el menor de 10 hermanos, desde temprana edad fue violado por su primo, lo cual hizo que Gumaro optara por convencerse que era niña como sistema de defensa, "soy un chico malo, soy una mala mujer". Coqueteaba con los jóvenes del barrio, lo cual era una gran ofensa para su familia, pero principalmente para su padre, don José. Después de un tiempo, fue atropellado por un trailer, lo cual desbocó su sexualidad. Mantenía relaciones sexuales con una yegua, a la cual se refería como una joven estadounidense con la que pensaba procrear. El mandarlo al ejercito pudo no haber sido la mejor idea. Ahí tuvo un conflicto con un subteniente, lo cual causó su arresto temporal; al poco tiempo de salir se lo topó de nuevo, y con abundante ira, tomó un cuchillo y lo apuñaló en el tórax y las piernas. Sin cersiorarse si seguía con vida, volvió a su pueblo, donde consumía drogas varias, desde mariguana hasta solventes. En un momento de frenesí, Gumaro violó a su sobrino de un año, quedando el acto impune y desconocido para los familiares. Un buen día, sin embargo, la policía lo arresto. Para su suerte, el cargo era el robo de una grabadora y cinco camisas de lino. Pasó un año en prisión y consciente del peligro y la vergüenza que podría pasar con su familia, se refugió en Chetumal. En esos tiempos, dice haber matado a un hombre que lo retaba con un machete. Esa noche vio al espíritu del hombre y rogó a su Dios que lo librara de él. Pero eso nunca pasó.

Poco después, se transportó a un pueblo fronterizo con Belice, donde diría haber conocido a un brujo mayo, al que se referiría como "El sabio".Este brujo le haría prometer que mataría a tres personas. También ahí conocería a Raúl "el Guacho", ex militar que se convertiría en la pareja amorosa de Gumaro. Juntos, se mudaron en una palapa abandonada por falta de permisos. Para mantenerse, robaban en las casas cercas de la costa o se prostituían con los extranjeros que venían del turismo. El 12 de Diciembre, compraron varias botellas acompañado de drogas varias. En un momento de la noche, Gumaro recordó que Raúl le debía $500.00 pesos, los cuales le pidió para comprar mas alcohol; como este no contaba con la cantidad, Gumaro enfurecido tomó un cable eléctrico y empezó a azotarlo. Este intentó defenderse, pero Gumaro lo golpeó con un block de concreto repetidas veces en la cabeza, hasta dejarla completamente aplastada. El cadáver bajo efecto rigor mortis, fue estrangulado con el cable a pesar. Gumaro tomó un cuchillo y decidió disponer del cadáver: lo cortó en pedazos, le arrancó un tatuaje con nombre femenino que tenía en el brazo, colgó el cadáver boca abajo hasta desangrarlo, luego extrajo las vísceras y órganos internos... entonces, decidió comérselo.

"Se fue al mercado a comprar algunos ingredientes y regresó para cocinarlo". Asó el corazón, algunas costillas y un riñon a la parrilla, hizo un caldo con las vísceras y cortó en filetes el muslo izquierdo, que cocinó en una salsa, la cual diría luego, sabía a barbacoa; también probó tiras de carne cruda y devoró los testículos, así como cuatro costillas. Todo el fin de semana se alimentó de la carne humana, hasta que las moscas acudieron al lugar. Un joven conocido como "la parca" se acercó a la palapa, a lo cual Gumaro lo saludó y le invitó un pedazo de carne; al aceptar, se percató de que era un trozo de carne humana y que el resto estaba tirado por todas partes. Salió huyendo. Los vecinos se acercaron a corroborar la horripilante historia, y ahí lo vieron manipulando los miembros destazados a plena luz del día. El 14 de diciembre, la policía lo encontró recostado en su hamaca, abrazando el torso putrefacto de su antiguo compañero.

Tras ser detenido por el asesinato, confesó el otro, así como la violación al niño y a una monja. Parecía un salvaje, con el cabello largo, la barba hirsuta y semidesnudo. Aunque admitió haber asesinado a su amante bajo el efecto de enervantes, admitió que siempre tuvo curiosidad por probar la carne humana. Aceptó los cargos sin remordimiento alguno. En el penal, los presos se negaban a compartir celda con él. Al cabo de un año, cercenó una de sus orejas porque decía extrañar el sabor de la carne humana. También amenazó con comerse al cocinero, por preparar comida insípida. Era temido incluso entre los reos de alta peligrosidad. Cuando los psiquiatras lo visitaban  se presentaba como "el Caníbal". Recibió un tratamiento de antidepresivos y somníferos para que durmiera profundamente.

El juez penal consideró que su estado se debía a una enfermedad mental, por lo que fue enviado a un centro de readaptación social, donde le prepararon una celda aislada. Gracias a los exámenes médicos que le aplicaron, descubrieron que era VIH positivo.

En una entrevista que le hicieron, comentó que le hacía falta matar a uno más para el Sabio, y que ya tenía los ojos en uno del centro de readaptación, aunque no sabía como encontrar al sabio, del cual no sabía ni su nombre. Mencionó que el asesinato es como matar un pollo, y que esperaba vivir 50 años más, pues Dios no lo quería muerto. Cinco años después de su ocupación en el centro de reagrupación social, falleció a la edad de 34.

Relato de Alejandro Almazán

martes, 5 de enero de 2016

Ensayo 6

2 de Enero

Apenas empieza el año y el alma se precipita sin orden alguno sobre el lecho de nociones sin importancia; pero supongo que es festivo, la gente tiende a dormir más, supera la cruda del día anterior, pasa tiempo con la familia, pero casi nadie es para salir por aire fresco y con justa razón, si el aire está impregnado de pólvora, simulando un campo de guerra donde los únicos posibles heridos son los descuidados, y las municiones utilizadas se convierten en papel y humo.

3 de Enero

Por un instante casi imperceptible, consideré el hecho de que quizás el mundo realmente funciona en su modo magnífico y complejo de crear belleza y que aquellos que lo maldicen, es solo porque se obstinan a crear su propio camino. Puede ser que hoy cambie a un ser por encima de lo etéreo.

El viaje familiar ha acabado; he notado que no escribí nada al respecto, probablemente por lo banal de las situaciones tan secuenciales de cada fin de año. Lejos de ser enfermizo, procuro no pensar mucho al respecto de estas "tradiciones". Extrañaré a mi familia en silencio y sin notoriedad, pues ellos merecen una sonrisa y más.

4 de Enero

Amanecí con el departamento vacío. Carlos volvió a los deberes a partir de hoy y Alfredo fue a buscar a una amiga a la terminal. Por mi parte, me ha tocado hacer deberes de la universidad, consiguiendo inesperadamente esfumarlas a la brevedad hasta su próximo regreso malvado. Lo importante ahí fue encontrarme a una chica adorable amiga de Alfredo, quien curiosamente tenía un asiento desocupado; aproveché para intentar mostrar una nueva faceta mía, un hombre más imparcial y sencillo, sin tantas alusiones al amor ni otras fantasías burdas. Aunque no fue un éxito total, tampoco fue un fracaso así que me dí por bien servido. Su nombre es Marina por cierto, y aunque no espero escribir mucho de ella, la vida me ha demostrado que un día estas arriba...

Llegando a casa me topé con una cara conocida; resulta que la amiga a la que buscó Alfredo era Frida, una chica tan ocurrente que me pone hasta los nervios, pero con una sonrisa tan inocente, haciéndome incapaz de rechistarle fácilmente. Tuvieron una relación hace ya mucho tiempo, pero su amistad está plagada de cariños, arrumacos y excesos de confianza que harían mal pensar a cualquiera.

En un momento que salieron, pude hablar con Carlos sobre una chica a la que verá en un par de días. Teme ir muy rápido, teme ir muy lento, aprovecharse, no aprovechar, teme al incierto. Mi consejo desde lo más profundo de mi alma ha sido el de ir por todo, pues es mejor intentar que dejar que las situaciones escapen de las manos. Hacía mucho que no lo veía animado, si es que nunca lo había visto así, por lo cual pienso que la grandiosidad le llegará justo. 

5 de Enero

Hace ya varios meses que me encuentro varado en una balsa en el océano, incapaz de nadar grandes distancias debido a la marea, de disfrutar grandes banquetes (o al menos reales), de poder pasar un día sin hambre. He visitado varias islas con sus encantos y sus maldiciones contadas por los nativos, he pasado por hermosos archipiélagos rodeados de remolinos que me asemejan al temible y poderoso maelstrom, por lo cual nunca me he decidido a navegar en sus cercanías. He viajado de esquina a esquina de mi pequeño mundo, pero nunca me he quedado sin un lugar donde llegar, y a la vez, jamás me quedo mucho tiempo en el mismo sitio. Así pasaron hombres de grandes yates y mujeres hermosas, y otros en embarcaciones modestas con un rumbo marcado y una brújula de enamorado. Yo por mi parte, sé que me encuentro varado.