domingo, 27 de septiembre de 2015

Recuerdo.

Te recuerdo en aquellas colinas que no vimos,
en el aire fresco y la lluvia que te traía empapada,
en las canciones que tanto me habían gustado
y que terminaron con una lágrima en tu mejilla.

También te recuerdo cuando busco amor urgente,
 pues es la única forma que se buscarlo,
y así tu recuerdo sacude mi mente y mis ojos,
a fin de que no encuentre más que la nada.

Te recuerdo en las pláticas de medicina,
y recuerdo aquella sombra idolatrada;
es ahí cuando se hace el nudo en mi garganta,
y mis ojos tristes tienen un propósito.

Entre recuerdos quisiera hablarte,
pero también temo que me recuerdes;
aun no estoy seguro si te recuerdo,
o es que nunca supe como olvidarte. 

miércoles, 16 de septiembre de 2015

Ahogado.

Hoy disfrutaré del cielo gris
de las lagrimas en picada hacia mis manos,
del gato negro y receloso de atención
que me ha quitado los días mundanos.

Dejaré que la noche me acobije,
que las sirenas se vuelvan arrumacos;
puede que alguien este sufriendo,
mientras yo invierto en el descanso.

Puede que hoy no sienta miedo,
ni el tedio que crecía entre mi tajo,
he encontrado un buen remedio.

 Quizás pueda soñar de nuevo,
conduciendo a orillas de ese lago,
aunque hoy no queda tiempo. 

jueves, 10 de septiembre de 2015

Congoja.

Me levanto de madrugada,
busco unos papeles, una constancia
que diga lo mal que estoy,
mas puedo estar mucho peor.

Sea donde estés, no me sueltes
y liberame de la derrota.

Me asomo a la ventana
y caigo entre suaves almohadas,
quizás puede que sea hoy
el día que vuelva ese horror.

Sea donde estés, acariciame
y despiertame de la congoja.

Suena un reloj que no es de casa,
mi pecho palpita con tonos malva,
el pulso suena veloz,
dice que es hora de decir adiós.

Sea donde estés, no me sueltes
y liberame de la derrota.

Esta es la historia vertiginosa,
el miedo que transforma la alcoba
deja un dánzon en mis manos,
necrosis que oculta un manto.


Sea donde estés, acariciame
y despiertame de la congoja.

domingo, 6 de septiembre de 2015

Sueño.

Cuando el sueño es inevitable,
deberías subir a por tu almohada
y dejar todo ese peso en tus bolsillos
dejando dos monedas como paga.

Alejate de espejos y ventanas,
pues tu cuerpo ya no sirve para eso;
puede que el viento del mañana
dañe tus ojos de cerezo.

Contad ovejas en la casa,
y llevadles de a poco al matadero,
puede que den abrigo con lana
a los prójimos del último invierno.

Puede que sea un vicio interminable,
pero olvida el valor de las palabras,
de silencio se forma este escribillo
que con polvo se llena de tu alma. 

 

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Viento.

Que es el viento, sino el viajero mas aguerrido,
un líder nato de lo contundente y lo inevitable,
seguido por muchos e ignorado por otros,
que terminan dando con sus pasos en el tiempo.

Ese viento amigo que me ha sostenido,
y me ha llevado a los pies de lo indomable,
dejame siga el rastro que tus ojos
han marcado desde septiembre hasta mi entierro.

Que hay de incierto en tu sentido,
mas que el polvo y el despojo de las aves,
sopla mas al sur de este colmo,
pues el polvo va ocultándose en el miedo.

Y si puedo pedir mi beneficio,
haz que este flujo se cruce con alguien,
yo haré de tu obsequio un monstruo
al que todos llamaran viento.