lunes, 26 de enero de 2015

El colmo del paciente.

Pude haberme quedado un par de horas, sentado en esa mi banca de estar, ahí entre las palmeras y esa iglesia que tanto identifica la nada. Pude haber visto a la gente pasar, algunos viejos, otros pobres y escasos de vida, y algunos otros en grupos, sonriendo por razones tan vastas como colores en ese vitral de la iglesia. Las ventanas eran meros adornos introspectivos, y se perdían entre los colores tan vivos de la casa de Dios; al fondo, los colores se tornaban grises, haciendo alusión a solo una fachada que esconde escasez y tinieblas. Pude haber juzgado un buen rato esa morada, así como también a esas nubes grises temerosas de mojar a alguien, siempre a la espera de un descuido para excusarse de sus fugas torrenciales, siempre tan negligentes pero ahora tan cobardes. También pude haber cerrado los ojos, y oler el ligero aroma a mar que se deslindaba de la costa, aun si estuviese lejos de aquí, pues el agua en este lugar no conoce de costas. Me hubiera prendido un cigarrillo, y olvidarme que esperaba verte un par de minutos, ignorando el alrededor y enfocándome en los intentos de aros que jamas he estado cerca de hacer. Pero tu no tenías intenciones de llegar, así que ¿porque esperarte?

viernes, 23 de enero de 2015

Pesadillas cuando te veo.

Recuerdo que cuando miraba tu rostro, veía al mundo muy pequeño, conformado por voces y por ruidos; entonces me sentía enjaulado en una realidad de placeres y torturas, donde no existían puntos medios, ni grises ni colores y donde el peor delito era titubear. Ahí crecía en las calles de tu rostro, escondiéndome día con día en mis dudas y pesares, convirtiéndome en un hombre buscado y peligroso. Me alimentaba de la seguridad de los otros y te consumía el amor verdadero del que tanto hablabas, sin nunca tener que corresponder alguna vez si no se me antojaba. Crecía hasta convertirme en ese monstruo que tu condenabas al exilio, donde por fin podía extrañarte y saber como quererte. Así es como en diez segundos, mi rostro se ponía tan triste frente tuyo.

Visita.

...En ese momento, me pareció verla entrar por mi ventana. Descalza, primavera, tan consciente de su intromisión, como yo de su propósito. Se sacudió su vestido corto de encajes, y se acercó con pasos torpes hasta mi lugar. Cada paso era delicado y ella miraba donde caía su pequeña pisada en aquella descuidada alfombra de mi habitación. Yo, aun sorprendido, quise retroceder, pero el borde de la cama me lo impidió al instante, dejándome acorralado y expuesto a esa sonrisa tan perfecta y a su lenta e hipnotizante persecución. Una vez en frente mío, se agachó lo suficiente como para verme a los ojos, intrigada y curiosa, cual niña contemplando una mariposa por primera vez. Sus ojos eran como el color del mar chocando con un río, su cabello como oro y un poco desaliñado, y su boca era la curva mas bonita que uno tuviese permitido mirar. Era tan bello, que me sentía soñado; me abofeteé un par de veces para comprobarlo, a lo cual ella solo río. Después tallé mis ojos, y al superar el ligero nublado, me encontré en mi habitación solo y con un cosquilleo extraño en la boca.

jueves, 8 de enero de 2015

Boceto de locura.

Imaginate yo entrando a los altares de la demencia, disculpa si me río insolente, pero es que no lo creo posible. Aun en mis momentos menos serenos, jamás me he atrevido a dar ese paso a la depravación total de la mente, a perderme en esos placeres tan hedonistas y egolatras, que atentan contra la salud del mundo. Porque en este mundo, el placer se mide desde la esclavitud hasta el crimen, y cada quien es dueño y propietario del destino que deciden seguir (algunos simplemente nacen asi); es comun culpar a un tercero de nuestras faltas y desvarios, al fin que han hablado para alentarlos, tal es el caso de los padres que establecen sus reglas, o aquellos amigos con morales retorcidas pero conscientes de límites. Entonces crecemos castos o crecemos vagos, o alargamos la muerte o acortamos la vida. No hay mejor camino.

Pero, existe otra manera de vivir en la que el tiempo es un desvario segun un físico, donde los días nunca secundan a las noches, y donde sentirse bien es lo unico que importa. La locura.