martes, 12 de marzo de 2013

Desertó.

Juraba ver en el horizonte más que el Sol,
argumentando que las nubes marcaban sus caminos
para hombres de vital valor.

Soñaba el paraíso, pero con infierno en el corazón;
amaba el sufrimiento como se ama a la  vida,
en silencio y contra toda razón.

Vivía un estilo de película, un drama,
 un suspenso y un Sol de des-pasión,
un Do de alegría y un mi que mintió,
cuando se enteró que era menor.

Moría poco, un poco mas que el ruiseñor;
reía mucho, con la dicha que ella siempre le entregó,
lloraba por miedo a perderle por ser solo un desertor.
Y por no saber mas que eso...

Anoche 8 eran 9

Anoche tuve un sueño desahuciante,
una vida, una persona, una muerte;
3 meses de infierno y desenfrene
basados en la carrosa demandante.

Fue desprende de alegría denigrante,
fueron miedos olvidados de repente;
reír de la risa, arder con la suerte,
aullar si eres gato y amarme al amante.

Y eso pudo ser una vida aceptable,
hacer todo fácil sin pensar mas que presente;
y ser un quien de vida paciente,
y tan solo esperar que todo cambie.

Pero entonces tendí a preguntarme
y dudar si eso es vida o muerte;
¿Es acaso que entendí que el mecerse
implica primero el balancearse?