sábado, 30 de noviembre de 2013

La edad senil.

Que viejo hoy me siento.
Mis huesos aún no rechinan, pero el caminar es un tormento.
Pareciera espinas traer en mis zapatos, tan pesados y ya lejanos de mis manos, pues ya no soy quien para tocarlos facilmente.

Mis manos aun son las de un niño, pero carecen de movimiento.
Ya no tienen esa estetica encantadora al tocar la guitarra,
o esa facilidad con las palabras como las que hoy estoy vertiendo, de una artritis mental estoy sufriendo.

Aun mi rostro carece de llagas, pero dice que ya estoy viejo;
mi piel lisa no es suficiente mascara para el espejo,
y por si fuera poco, el gesto no se desprende de mi rostro,
ese gesto de perdida y remordimiento.

Aun en mi veintena sufro de ser senil enfermo,
quizas por cascarrabia por la juventud que me rodea,
o tan solo por reprimir mis sentimientos mas profundos,
pero aun un viejo puede ser joven de nuevo.


¿Qué pasará con este viejo joven?